LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1934 EN MENASALBAS

LOS PROLEGÓMENOS DE LA GUERRA: EL COMPLOT DE OCTUBRE DE 1934 Y LOS DELEGADOS GUBERNATIVOS

(Publicado en Crónica de Menasalbas. 1800-1975 de Luis Miguel Ruiz Manzanilla)

A primeros de octubre de 1934 la Guardia Civil descubría en el pueblo una ramificación de la intentona revolucionaria de 1934. Las fuerzas del orden, a las que se unían las del puesto de San Pablo, tomaban el pueblo y cacheaban a algunos de sus actores para intervenir bombas de mano y pistolas. Como consecuencia de estos hechos se clausuraba la Casa del Pueblo y se detenía a 15 personas por su participación en el complot, que después serían amnistiados con motivo de la victoria del Frente Popular en febrero de 1936.
La Casa del Pueblo había surgido para albergar la sede social de la UGT y se nutrió durante este primer año de las cuotas semestrales de sus trescientos asociados. Inició sus actividades a principios de 1934 en el local construido en suelo municipal de la calle Cuerva en donde se reunían al calor de la estufa comprada para aleccionarse con la lectura de El Socialista, periódico al que se habían suscrito por treinta y seis pesetas anuales. Allí se fraguó el complot y por esta razón, en octubre de 1934, la agrupación fue disuelta, su local clausurado y algunos de sus miembros encarcelados. El triunfo del Frente Popular en 1936 les permitió reabrir el local sin luz eléctrica, que estaba cortada, para alumbrarse con velas y carburos candil del comercio de Demetrio. Sus miembros, ahora más radicalizados, se suscribieron al órgano de expresión del Partido Comunista, Mundo Obrero, y compraron una radio para escuchar información de primera mano hasta altas horas de la madrugada bajo el retrato de Lenin, que presidía el local. Fueron el poder de facto del municipio en los meses previos a la guerra y llegó a tener un servicio de barbería para sus asociados.
La Corporación republicano socialista, nombrada al comienzo de la República, no había cambiado con la formación en 1933 del nuevo gobierno centrista del radical Lerroux pero los hechos de octubre decidieron al Gobernador para destituirla y nombrar, la noche del nueve de octubre, a Ismael Gálvez Elgueta, el jefe de correos de la localidad, como nuevo alcalde accidental y delegado gubernativo. En la sesión de destitución había estado presentes la anterior corporación, que no había evitado los hechos.
El nuevo delegado destituía también a los serenos y al peón público para nombrar a personas de su confianza: las plazas de sereno se cubrieron durante algunos meses por personal interino con un salario de quinientas pero siguieron vacantes al igual que la de la comadrona (con sueldo de quinientas pesetas); Agustín Camino Ruiz,  de cincuenta y ocho años, pasó a ser el nuevo peón público mientras que  Timoteo Galán Rodríguez, de treinta y seis años, y Agustín Gutiérrez Ruiz, de treinta y cuatro, ocuparon los cargos de guardas de campo con un salario de quinientas sesenta pesetas; Como encargado del reloj de la villa era nombrado Victoriano Azaña Gómez, de veinticinco años, con un sueldo de doscientas pesetas anuales. Continuaron Cecilio Fernández Gutiérrez, de sesenta y tres años, de alguacil primero y voz pública, con un sueldo de quinientas cuarenta y siete pesetas y cincuenta céntimos anuales, y Pedro Sánchez Ruiz, de ochenta y nueve años, como alguacil tercero con quinientas pesetas de sueldo. El personal administrativo continúo en sus cargos: de oficial de secretaría siguió ejerciendo Claro Ruiz, de treinta y un años, por dos mil quinientas pesetas anuales y de oficial segundo, Saturnino Fernández Zarzalejo, de treinta y seis, por dos mil. Durante este año a los empleados se les hizo un seguro contra riesgos laborales.
 Gobernaba ahora sin concejales y convocaba a los notables del pueblo para tomar decisiones como cuando el once de diciembre de 1934 reunía al cura Constantino Rabadán Fernández, al juez Antonio Escalera Alonso, al farmacéutico Eduardo Tejada Alconchel, al médico León Rodríguez de Mora y Chachorro y a los prohombres Miguel Moreno Escobar, Luis García Martín, Santiago Ruiz Galán, Pedro García Mayo, Ángel Escalera Galán, Maximiliano Moreno Escobar, Pablo Aguado Sánchez y Pablo Gómez Escobar. Todos reconocían la necesidad de construir el cuartel de la Guardia Civil por las circunstancias que atravesaba el pueblo y aumentar la consignación de los médicos, así como recargar el arbitrio municipal sobre carnes de todas clases y el repartimiento de utilidades para aumentar los gastos del presupuesto ordinario para 1935.
El complot antigubernamental de los miembros de la Casa del Pueblo supuso un nuevo impulso a la construcción del cuartel tras haber conseguido recaudar fondos en una suscripción patriótica, que abrió el Ayuntamiento y que gestionó el secretario Federico Tuya. La inauguración de las obras se efectuó el día veinticuatro de diciembre en un acto solemne y ante una multitudinaria presencia de vecinos; don Constantino Rabadán, bendijo las obras y se colocó la primera piedra, poniendo dentro de ella una caja con un acta de inauguración y una moneda de plata de la República; la madrina fue Petronila Cebeira y los testigos, el alcalde, el juez, el capitán de la guardia civil, Marcelino Garrido Pozo, el teniente y el comandante de puesto, Dionisio Corral.
En la edificación, que tuvo como encargado a José González Arriero, trabajaron doscientos seis vecinos por prestación personal, que donaron dos días de trabajo (la mayoría), y muchos carros de la localidad para el acarreo de piedras y materiales hasta mediados del mes de abril de 1935 así como siete albañiles, que cobraron a razón de seis y siete pesetas diarias; estos fueron Donato González Moreno, Donato Ruiz Galán, Ángel Gutiérrez Sánchez, Ciriaco Gutiérrez Sánchez, Agapito Fernández Gutiérrez, Gregorio Gutiérrez Ramírez y Macario Asperilla Camino.
La construcción contó con el respaldo de los sectores conservadores de la sociedad menasalbeña, que colaboraron con su trabajo o pagaron a un obrero para que hiciera su labor (como fue el caso del cura), pero se dejó notar la división del pueblo cuando el sector socialista se desentendió de ellas y no acudió a la prestación personal. Al finalizar este periodo se había edificado parte de los muros exteriores y el pozo del patio central. Buscaba afianzar el orden público en la localidad que mejoró ligeramente durante este año en la medida de que hubo menos altercados con armas sin tener en cuenta una denuncia en el campo por amenaza con armas de fuego.
En 1935 el jefe de correos era trasladado (encontraría la muerte en Barcelona en los primeros meses de la guerra) y el veintiséis de abril de 1935 le sustituía Regino Galán Sánchez, que era nombrado alcalde y delegado gubernativo con funciones municipales y de orden público. Poco menos de diez meses duró su mandato, pero fue suficiente para instalar una centralita de teléfono en la calle Embajadores regentada por Amparo Delgado, la mujer del maestro don Marcelino, un viejo anhelo desde los tiempos de la dictadura.

DETALLES DEL FRUSTRADO COMPLOT EN MENASALBAS Y PUEBLOS LIMÍTROFES
(Publicado en El Castellano, el mes de Octubre)
Desde el día 5 de los corrientes, los revolucionarios de Menasalbas daban muestras de gran actividad, y como la Guardia Civil había sido concentrada, la única autoridad que quedaba en el pueblo era el alcalde; mas como éste y los dos tenientes de alcalde eran de filiación socialista, los revolucionarios, armados con escopetas, pistolas y hoces, tomaban desde anochecido todas las salidas y entradas del pueblo.
Desde ese momento, el que suscribe y una docena de ciudadanos, en vista del peligro que se cernía sobre vidas y haciendas de gran parte de este vecindario, organizamos una milicia ciudadana, ofreciéndonos inmediatamente a las familias de los guardias civiles.
En la mañana del día 7 tuvimos una confidencia del pueblo de Ventas con Peña Aguilera, que se comprobó plenamente, según la cual en la noche anterior había detenido un coche en que viajaba un vecino de Pulgar una cuadrilla de unos 40 hombres armados, y al dejarle continuar, fue amenazado de muerte si decía algo de la detención. Esto ocurrió a la salida de Menasalbas.
Además, otro sedicioso de este pueblo, en la misma noche del 6, estuvo en Ventas buscando gasolina para incendiar el cuartel de la Guardia Civil, Administración de Correos y las casas de todos los que “despidieran olor a burguesía”, como ellos dicen, sin distinción de edades y sexos. Y al no encontrar el líquido destructor, esperaron refuerzos para atacar al pueblo.
Como la situación se agravaba por momentos, el día 8, después de terminar mi servicio de Correos, decidimos poner en conocimiento de las autoridades civil y militar todo lo ocurrido, diciéndoles que abrigábamos el temor de que esa misma noche asaltaran el pueblo, ya que la primera autoridad civil de Menasalbas, y bastante personal subalterno dependiente de este Ayuntamiento, eran socialistas y tenían al vecindario de orden en la mayor indefensión.
Participando de nuestro temor los señores gobernadores civil y militar, sin perder momento, me honraron, el primero, nombrándome alcalde-presidente de Menasalbas, y el segundo ,delegado gubernativo, autorizándome además el señor teniente coronel de la Guardia Civil para que a mi regreso, y de paso por Polán, me diera el teniente de la línea, señor Palacios, dos parejas de guardias civiles, como así lo hizo, y además, para que la actuación fuese eficaz, no dudo nombrar para este servicio al sargento don Dionisio Corral Escoredo, hombre batallador y de probado temple, quien designó tres guardias de su puesto, uno de los cuales estaba enfermo.
A las doce de la noche llegamos a la entrada del pueblo, viendo con la consiguiente alarma que había sido cortada la luz por mano criminal, no obstante lo cual, y acompañados de buen número de ciudadanos honrados, convoqué con urgencia al Ayuntamiento en pleno, y alumbrándonos con velas, tomé posesión, suspendiéndole en el acto, y como el tiempo era preciso en aquellos momentos, siempre siguiendo las iniciativas acertadas del sargento Corral, la veintena de valientes, como un solo hombre, nos acompañó a hacer un registro en la Casa del Pueblo, cuyas puertas nos fueron franqueadas por el secretario y el barbero de la misma, siendo las dos y media de la madrugada del día 9, encontrando después de un minucioso registro una potente bomba de diez y siete kilogramos, siendo verdaderamente providencial que antes de dar con ella no se hubiese prendido con la vela de mecha del artefacto, de unos quince centímetros de largo aproximadamente, y que estaba colgado de una pared; la Casa del Pueblo quedó clausurada.
El público, justamente indignado, quiso hacer justicia en el secretario, que impasible esperaba sin duda que se prendiera la mecha, pues de haber ocurrido hubiéramos quedado destrozados y sepultados entre los escombros; mi autoridad y la del sargento Corral evitaron que el pueblo le hiciera rápida justicia.
Desde ese momento hasta la fecha y si descanso, trabajamos sin interrupción para la búsqueda y captura de los incursos en el complot, multiplicándose en estos trabajos, diarios  y fatigosos, el sargento, y en nombre de este pueblo agradecido  a este hombre, al repetido sargento don Dionisio Corral, encarnación de las virtudes del orden y honor, que, incansable, ha laborada y sigue laborando porque no quede sin castigo ni un solo complicado, como lo demuestra que en el día de ayer 27 se recuperó una nueva bomba, que, con la anterior encontradas, hace el número seis, a más de las numerosas escopetas, pistolas y demás armas blancas y abundante municiones, que forman un verdadero arsenal, todo lo cual, repito, se debe al celo desplegado por el sargento Corral, por lo que, gustoso, cumplo mi deber elogiándole, dando a la vez satisfacción al pueblo, que así me lo pide y haciéndome eco de su sentir, para que las autoridad competente (sus jefes) recompenses en su  día a este hombre tan meritorios servicios al pueblo de Menasalbas y a la patria. ISMAEL GÁLVEZ. Administrador de Correos. Menasalbas, 28 de octubre de 1934.

El 10 de octubre, El Castellano informa de que se han ocupado armas y municiones en una reunión clandestina, que ha sido suspendido el Ayuntamiento de filiación socialista y se ha nombrado un nuevo delegado gubernativo y que han sido detenidos Julián Morcuende Medina, Celedonio Rodríguez, Domingo de la Cruz Ocaña, Tomás Pérez Moreno y Julián Cuenca Expósito. Se informa de la incautación de una bomba de 4 kilos, cargada y con mecha, pólvora, escopetas y cartuchos de bala y postas.

El 13 de octubre se da la noticia en El Castellano de la detención del jefe del complot en Zocodover y lo califica de destacado agitador de Menasalbas. Estaba rodeado por personas conocidas y al observarlo el capitán de la Benemérita ordenó su detención y su traslado a la cárcel.  Se informa en el periódico del día 20 de octubre de su detención por haber estado implicado en el complot descubierto en el pueblo.

LA “LISTA  NEGRA” DE VENTAS CON PEÑA AGUILERA
(Publicado en El Castellano en el mes de octubre)
VENTAS CON PEÑA AGUILERA.- El complot que uno de Menasalbas y sus “subordinados” intentaron en Menasalbas y en pueblos limítrofes para realizar algo parecido a lo de Asturias, tenía también su lista negra para este pueblo. Se trataba de colocar bombas en las farmacias de don Antonio Díaz y don José Moreno y en el bar de don Mariano A. Castañeda, y de pasar por las armas al señor juez municipal y al que esto escribe.
La audacia y la valentía de los concejales señores Lalanda  y Ramírez, del juez municipal y del bizarro capitán señor García Moreno, saliendo en marcha peligrosa a capturar al que intentaba ensangrentar estos pueblos, evitó, no el triunfo del plan, cosa improbable, pero sí un buen número de posibles víctimas.
Y como yo era uno de los condenados alzo hoy mi voz, que a la vez es lamento, reproche y desengaño, para preguntar por qué, tanto a mí como a las otras dignas personas, nos condenaban a muerte.
Los obreros de este pueblo, que siempre fueron un orgullo para nosotros, porque en todas partes se los disputaban por su honradez y amor al trabajo, recibieron como todos los de España, la siembra venenosa, y al fructificar, lo que antes fue cariño y amor entre las diversas clases sociales, se tornó en odio y rencor, y mucho trabajo costó que la mayoría, la inmensa mayoría, volviesen los ojos a la verdad y se aproximasen a quienes querían partir con ellos el pedazo de pan, dejando casi solos a los dirigentes desagradecidos con los que les habían hecho mucho bien. Así evitamos que la mayoría cayesen en el hambre y la desesperación.
¿Qué motivos puede tener el odio contra mí? Mientras otras casas están cerradas a la caridad, la mía está siempre abierta; en la medida de mis fuerzas, les he procurado ayudar para vivir, nadie se acercó a mí jamás que no recibiera limosna; por mi intercesión, varios de los que ahora querían matarme, en las fincas de mis amigos los condes de Mayalde y de Casal y los de Villaverde, Orellana y otros, además de la de mi padre, tuvieron jornal para sus hijos; no les ataqué ni perjudiqué en lo más mínimo, limitándome únicamente a sostener una convicción política con tesón, con nobleza, pero amigo de que los obreros vivan dignamente como personas.
No creo que hubiese ningún otro motivo para incluirme en esa lista negra. – José Lalanda

OVACIONES A LA GUARDIA CIVIL.- UN RECUERDO AL TENIENTE DE REGULARES SEÑOR PINILLA, HIJO DE MENASALBAS Y HERIDO EN OVIEDO
(Publicado en El Castellano en Octubre)
MENASALBAS.- Se ha celebrado brillantemente un homenaje a la fuerza pública. En el funeral por las víctimas de los pasados sucesos revolucionarios, al que asistió numeroso público, pronunció una sentida plática el cura párroco señor Rabadán. Asistió el jefe de línea, teniente de la Guardia Civil señor Palacín, con los guardias de puesto, que fueron entusiásticamente aplaudidos.

Después se celebró un banquete, al que asistieron enorme concurrencia hablando al final el señor alcalde señor Gálvez y los señores Pinilla, Tejada ,el obrero García Picazo  y el juez municipal señor Escalera, que pidió se rindiera un tributo de admiración al teniente de Regulares don Eusebio Pinilla, herido gravemente en Oviedo y que es natural del pueblo. Todos los oradores fueron largamente ovacionados.

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